jueves, 5 de abril de 2012

Si John Lennon no hubiera muerto





8 de Diciembre de 1980, una fría noche de invierno, John Lennon, ex líder de la desaparecida banda The Beatles y actualmente un solista exitoso sube tranquilamente las escaleras principales del hotel Dakota en la ciudad de Nueva York, es la víspera del lanzamiento de su nuevo álbum Double Fantasy, vive feliz con su pareja Yoko Ono, le gusta la vida en Nueva York y  camina tranquilamente por sus calles, como un ciudadano más, sus seguidores se acercan a pedirle autógrafos y a saludarle, es extenuante, pero satisfactorio a fin de cuentas.
Estos, son quizás algunos de los pensamientos de John Lennon mientras sube las escaleras, de lejos, un hombre lo observa, una de sus manos aferra con fuerza una pistola, con la otra sostiene el libro El guardian entre el centeno, admira a Lennon a través de sus gruesos lentes, le gusta la música de The Beatles, pero últimamente Lennon ha dado mucho de qué hablar,  se ha convertido en un cretino y debe ser detenido, eso piensa el puto Mark David Chapman, quien tiene en mente asesinar a uno de las músicos más influyentes del siglo XX, toma aire y se acerca a John lentamente, está confundido, no sabe qué hacer, después de todo Lennon es una buena persona, incluso en la mañana, el mismo Lennon le ha dado un autógrafo, no hay razones para eliminarlo, el hombre es un buen músico, un pacifista pero a fin de cuentas, alguien polémico, eso le impulsa y sigue subiendo los escalones, uno a uno, está a tan solo unos pasos de John y sin embargo este no se percata de su presencia, Chapman se detiene y apunta a Lennon que continua subiendo tranquilamente, parecen interminables estas escaleras, al igual que su indecisión, solo basta halar el gatillo y estará hecho.
Sin embargo un pensamiento de último segundo le hace retroceder, pone el seguro a su arma, la guarda, da media vuelta y baja las escaleras rápidamente esperando que nadie haya visto nada, Lennon voltea a mirar y ve a Chapman descendiendo y perderse en la oscuridad neoyorquina “locos” dice para sí mismo y entra al edificio donde saluda al conserje y entra al ascensor para llegar a su habitación donde le esperan Yoko y su hijo Sean.

Esta noche significaría la continuación de las vidas paralelas de John Lennon y de Chapman que podría haberse deshecho de esa arma, salido de Nueva York aquella misma noche, podría haber conseguido un trabajo, una esposa y formado una familia, trabajado hasta jubilarse y vivir tranquilamente sus últimos años. Sin embargo no sucedió así.  ¡La puta madre!

Otros conocedores del tema y amantes de las conspiraciones dirían que podría haber escapado y haber renunciado a la oferta que le había hecho una de esas organizaciones de los EEUU que no veía con buenos ojos la labor activista de John Lennon, la CIA, el FBI, en realidad no importa quién le haya hecho la proposición, pero para ellos, Lennon se ha convertido en una piedra en el zapato, amenazarlo con deportarlo a su país de origen meses antes, no pareció ser suficiente, era necesario deshacerse de él.

De negarse, Chapman habría sido silenciado y habrían conseguido a otro que estuviera dispuesto a hacer el trabajo y hoy no tendríamos a un Chapman que odiar sino quizás a un Smith o un Taylor.

Del otro lado, el protagonista de esta historia: John Lennon, el chico de Liverpool, la extrovertida estrella de rock, el activista, seguiría con vida, muy seguramente habría sido deportado y de seguro para 1985 habría creado otro himno de la paz como Imagine o Give Peace a Chance, habría presenciado la caída del Muro de Berlín y se hubiera opuesto al conflicto en Oriente Medio, Palestina, Israel y bueno, tanta mierda que ha sucedido.

Para los 90s, Lennon habría presenciado el surgimiento del Grunge, (que le hubiera gustado o no, eso es otro tema),  habría conocido a Kurt escopeta loca Cobain quien consideraba a Lennon como su héroe, y quizá este tampoco se hubiera suicidado, es más, de no ser por la muerte de Lennon quizá Cobain ni se hubiera dedicado al grunge, quizá sería un chico más de Seattle. De seguir con vida, Ozzy Osbourne no llevaría esos lentes, Paul Mccartney no hubiera compuesto Here Today, y el 8 de diciembre seguiría siendo un día común y corriente.

Se daría cuenta de todo el tiempo desperdiciado y un día mientras bebe su té, diría “Yoko, querida, pásame el teléfono, hay algo que debo hacer” marcaría a Mccartney, habrían limado asperezas, habrían llamado a George Harrison y a Ringo Starr y diría algo así como: “Es hora de volver al trabajo muchachos”.

¿Pueden imaginar un nuevo álbum de The Beatles 30 años después de su separación? pero es aquí, en este punto donde está la clave de todo, ¿Seguirían sonando igual 30 años después? ¿Las nuevas generaciones les aceptarían? Cientos de incógnitas iguales surgen, de no ser por la muerte de John Lennon, The Beatles no se habría convertido en la banda de culto que es hoy en día, ¿Serian igual de famosos? Claro que sí, pero, ¿Igual de legendarios? La magia de The Beatles esta precisamente en eso, en el “¿Qué hubiera pasado si?” Dicen John Lennon y recordamos a un John joven sonriente, carismático, y a veces es preferible verlo así, Imaginar a un Lennon envejecido es difícil, es decir ¿Es posible asimilarlo en nuestras cabezas? ¿Un Jim Morrison tocando con The Doors lleno de arrugas? ¿Un Jimi Hendrix a los 50 años? ¿Un Elvis Presley con un canoso copete? Le quita un poco el encanto ¿no les parece? sus muertes fueron un alto precio que pagar a cambio de la inmortalidad.

En pocas palabras John Lennon se hubiera convertido en un Paul Mccartney actual, yendo de gira por todo el mundo, considerado el mejor compositor, caballero de la realeza, orgullo británico y demás, quizá la leyenda no sería Lennon sino Harrison que entonces habría muerto primero. No, no hay forma de que Ringo se hubiera convertido en la leyenda, simplemente No.

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