8 de Diciembre de
1980, una fría noche de invierno, John
Lennon, ex líder de la desaparecida banda The Beatles y actualmente un solista exitoso sube tranquilamente
las escaleras principales del hotel Dakota en la ciudad de Nueva
York, es la víspera del lanzamiento de su nuevo álbum Double Fantasy, vive feliz con su pareja Yoko Ono, le
gusta la vida en Nueva York y camina
tranquilamente por sus calles, como un ciudadano más, sus seguidores se acercan
a pedirle autógrafos y a saludarle, es extenuante, pero satisfactorio a fin de
cuentas.
Estos, son quizás algunos de
los pensamientos de John Lennon mientras sube las escaleras, de lejos, un hombre lo observa, una de
sus manos aferra con fuerza una pistola, con la otra sostiene el libro
El guardian entre el centeno, admira a Lennon a través de sus gruesos lentes, le gusta la música de The Beatles,
pero últimamente Lennon ha dado mucho de qué hablar, se ha convertido en un cretino y debe ser
detenido, eso piensa el puto Mark David Chapman, quien tiene en mente asesinar
a uno de las músicos más influyentes del siglo XX, toma aire y se acerca a John
lentamente, está confundido, no sabe qué hacer, después de todo Lennon es una
buena persona, incluso en la mañana, el mismo Lennon le ha dado un autógrafo,
no hay razones para eliminarlo, el hombre es un buen músico, un pacifista pero
a fin de cuentas, alguien polémico, eso le impulsa y sigue subiendo los
escalones, uno a uno, está a tan solo unos pasos de John y sin embargo este no
se percata de su presencia, Chapman se detiene y apunta a Lennon que continua subiendo tranquilamente,
parecen interminables estas escaleras, al igual que su indecisión, solo basta
halar el gatillo y estará hecho.
Sin embargo un pensamiento
de último segundo le hace retroceder, pone el seguro a su arma, la guarda, da
media vuelta y baja las escaleras rápidamente esperando que nadie haya visto
nada, Lennon voltea a mirar y ve a Chapman descendiendo y perderse en la
oscuridad neoyorquina “locos” dice para sí mismo y entra al edificio donde
saluda al conserje y entra al ascensor para llegar a su habitación donde le
esperan Yoko y su hijo Sean.
Esta noche significaría la
continuación de las vidas paralelas de John Lennon y de Chapman que podría haberse deshecho
de esa arma, salido de Nueva York aquella misma noche, podría haber conseguido
un trabajo, una esposa y formado una familia, trabajado hasta jubilarse y vivir
tranquilamente sus últimos años. Sin embargo no sucedió así. ¡La puta madre!
Otros conocedores del tema y
amantes de las conspiraciones dirían que podría haber escapado y haber renunciado a la oferta que le
había hecho una de esas organizaciones de los EEUU que no veía con buenos ojos
la labor activista de John Lennon, la CIA, el FBI, en realidad no importa quién
le haya hecho la proposición, pero para ellos, Lennon se ha convertido en una
piedra en el zapato, amenazarlo con deportarlo a su país de origen meses antes,
no pareció ser suficiente, era necesario deshacerse de él.
De negarse, Chapman habría
sido silenciado y habrían conseguido a otro que estuviera dispuesto a hacer el
trabajo y hoy no tendríamos a un Chapman que odiar sino quizás a un Smith o un
Taylor.
Del otro lado, el
protagonista de esta historia: John Lennon, el chico de Liverpool, la extrovertida
estrella de rock, el activista, seguiría con vida, muy seguramente habría sido
deportado y de seguro para 1985 habría creado otro himno de la paz como Imagine o Give Peace a Chance, habría presenciado la caída del Muro
de Berlín y se hubiera opuesto al conflicto en Oriente Medio, Palestina, Israel
y bueno, tanta mierda que ha sucedido.
Para los 90s, Lennon habría presenciado el surgimiento del
Grunge, (que le hubiera gustado o no, eso es otro tema), habría conocido a Kurt escopeta
loca Cobain quien consideraba a Lennon como su héroe, y quizá este tampoco
se hubiera suicidado, es más, de no ser por la muerte de Lennon quizá Cobain ni
se hubiera dedicado al grunge, quizá sería un chico más de Seattle. De seguir
con vida, Ozzy Osbourne no llevaría esos lentes, Paul Mccartney no hubiera compuesto Here Today, y el
8 de diciembre seguiría siendo un día común y corriente.
Se daría cuenta de todo el tiempo
desperdiciado y un día mientras bebe
su té, diría “Yoko, querida, pásame el teléfono, hay algo que debo hacer”
marcaría a Mccartney, habrían limado asperezas, habrían llamado a George Harrison y a
Ringo Starr y diría algo así como: “Es hora de volver al trabajo muchachos”.
¿Pueden imaginar un nuevo
álbum de The Beatles 30 años después de su separación? pero es aquí, en este
punto donde está la clave de todo, ¿Seguirían sonando igual 30 años después? ¿Las
nuevas generaciones les aceptarían? Cientos de incógnitas iguales surgen, de no ser por la muerte de John
Lennon, The Beatles no se habría convertido en la banda de culto que es hoy en
día, ¿Serian igual de famosos? Claro que sí, pero, ¿Igual de legendarios? La
magia de The Beatles esta precisamente en eso, en el “¿Qué hubiera pasado si?” Dicen
John Lennon y recordamos a un John joven sonriente, carismático, y a veces es
preferible verlo así, Imaginar a un Lennon envejecido es difícil, es decir ¿Es
posible asimilarlo en nuestras cabezas? ¿Un Jim Morrison tocando con The Doors
lleno de arrugas? ¿Un Jimi Hendrix a los 50 años? ¿Un Elvis Presley con un
canoso copete? Le quita un poco el encanto ¿no les parece? sus muertes fueron
un alto precio que pagar a cambio de la inmortalidad.
En pocas palabras John
Lennon se hubiera convertido en un Paul Mccartney actual, yendo de gira por
todo el mundo, considerado el mejor compositor, caballero de la realeza, orgullo
británico y demás, quizá la leyenda no sería Lennon sino Harrison que entonces habría
muerto primero. No, no hay forma de que Ringo se hubiera convertido en la
leyenda, simplemente No.
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